Claramente hemos establecido que hay que hacer algo, que es tiempo de tomar las cosas en nuestras manos. Que es tiempo de caminar. ¿Pero el que? ¿Hacia dónde? ¿Por adonde empezamos? Bueno, primero busquemos nuestra dirección.
Han habido tres partidos que han gobernado nuestro país de forma democrática, PDC, ARENA y actualmente el FMLN. Ya anteriormente he expresado mi opinión sobre la clase gobernante actual y la forma que han aprovechado un sistema corrupto para extender su poder y privilegio. Partiendo entonces de que ninguno de los partidos actuales sigue representando esos ideales sobre los cuales se crearon y con los cuales movilizaron originalmente a sus bases, podemos de igual forma analizar el ideario de cada uno, que en algún momento sí representaban principios y valores con significado para todos aquellos que tanto sacrificaron en el pasado. Veamos qué en el ideario histórico y olvidado de cada partido se pudiera rescatar y que es lo que deberíamos dejar atrás.
Empecemos con el actual:
FMLN
¿Qué retomaría de la izquierda salvadoreña? Principalmente su apasionada lucha contra la tiranía y opresión. Su clamor por los derechos humanos, en contra de los abusos del poder, en contra de los privilegios de una clase económica encamada con el poder político. En el fondo, el análisis sociológico sobre la opresión de Marx sí contenía mucha verdad. Lástima que el error fundamental en su teoría económica (que irónicamente heredo de Smith y Ricardo) contaminó su análisis del poder en la sociedad, por lo cual confundió la verdadera raíz de la explotación. Igualmente, esa pasión por la justicia, definitivamente es algo que hay que rescatar.
¿Qué desechara? Toda tendencia colectivista y autoritaria. Todo el odio y resentimiento que mucha de su retórica ha adoptado. Todo esfuerzo de direccionismo económico e ingeniería social. La obsesión con la planificación económica, descrita por Hayek como la pretensión del conocimiento, esa falsa idea que el ser humano tiene la capacidad de reducir toda la actividad humana voluntaria en un par de formulas económicas que algún inspirado en una silla de poder puede balancear a su antojo para “corregir” las decisiones individuales de cada participante en la sociedad.
ARENA
Empecemos con el nombre en sí. Alianza Republicana Nacionalista. Definitivamente rescatara el Republicanismo. La supremacía del Derecho y la Ley sobre el legislar y la discrecionalidad de los políticos. Un sistema de gobierno que protege al individuo ante todo, que defiende sus derechos y que se concierne con la prevención del abuso del poder. El constitucionalismo y el énfasis en el imperio de la ley. Hace un tiempo con un grupo de amigos tuvimos la oportunidad de conversar con Francisco Pérez de Antón, reconocido empresario guatemalteco e intelectual liberal, autor del libro La Libre Empresa. Nos compartía como antes de la fundación de ARENA, ayudo junto a otros intelectuales liberales a un grupo de fundadores del partido a escribir sus principios. Lo contó con un tono nostálgico que nos indicó que de esas ideas escritas entonces, no quedaba mucho en el actuar del partido.
Con referencia a la segunda parte del nombre del partido, desecharía de entrada todo tipo de nacionalismos. (No confundamos patriotismo, que se basa en el amor de lo propio, con el nacionalismo, que se basa en el odio a lo diferente). Tanto como mucha de la izquierda promueve el odio de clases, mucha de la derecha también abraza odio y resentimiento hacia lo que no conoce y a lo diferente. Me deshiciera de todo conservadurismo dogmatico, aquella añoranza por el status quo de antaño. Toda intención proteccionista, mercantilista y sectorial, que busca que el Estado proteja y subsidie a aquellos sectores empresariales establecidos, maquillando dichas intenciones con falsas excusas de apoyos sociales a los trabajadores de dichos sectores.
PDC
Como tercero en nuestra lista, la Democracia Cristiana. De los democristianos, regresara a la referencia establecida por Adenauer, y sus principales apoyos en temas económicos Erhard y Röpke, padres de la reconstrucción de Alemania después de la segunda guerra mundial. Retomara su lucha por la democracia, por lo tanto en contra de todo sistema totalitario. Su visión de la dignidad del ser humano y sus derechos inalienables. El enfoque primordial en la importancia de la familia y la comunidad.
Por el otro lado, también rechazaría tajantemente los vestigios del sindicalismo corporativo heredados por la democracia cristina chilena de la Falange española. El enfoque en el “estado benefactor,” que mientras se disfraza como la ayuda necesaria a los pobres, esconde en la realidad beneficios repartidos a sectores particulares con vista y propósitos electorales. Me deshiciera del oportunismo al que frecuentemente ha recurrido por conveniencias políticas y la disposición a negociar en base a “la consideración política.”
¿…y entonces, que queda?
Recuperemos estos valores positivos que han inspirado a tantos salvadoreños desde los diferentes bandos y en diferentes momentos. Un verdadero liberalismo abraza cada uno de los conceptos que describo que mantuviera. Creemos un nuevo ideario liberal para El Salvador. Un ideario que nos pueda juntar a todos aquellos idealistas que creemos en el progreso de nuestro país, en la eliminación de la pobreza y en la justicia. Recuperemos un sentido de orgullo y unidad nacional fundamentados en los principios eternos que son fundamentales de nuestra esencia humana. Realicemos que tenemos mucho más en común pese a los colores que hemos heredado y que son los manipuladores ideológicos los que nos han buscando dispersar por sus conveniencias electorales. Rehusemos ser piezas en el juego de dinosaurios políticos, y empecemos nosotros a mover el panorama político al son de una nueva visión.
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