ARENA ha sido el mayor culpable de la severa crisis institucional que está viviendo nuestro país en estos momentos. ¿Por qué ARENA? Porque aunque el decreto 743 pueda haber sido negociado desde Casa Presidencial y respaldado por GANA, PCN y PDC, con el ahora evidente apoyo tácito del FMLN, y con el aparente empuje de oscuros personajes detrás de escenas, pasar este decreto no hubiera sido posible sin la aprobación y el apoyo de ARENA. En ellos cayó la balanza, y decidieron optar por quebrantar la institucionalidad y enterrar la constitución.
Verdad es que el día de ayer ARENA ha llamado a derogar el decreto que ellos mismos hicieron posible. ¡Qué bueno! Y espero que así se logre. Pero no por esto han rectificado ante mí, ante el movimiento social y ante el pueblo salvadoreño. En el comunicado que ARENA publicó con referencia a la derogación del decreto 743, ellos siguen justificando sus acciones iniciales. Se apoyan en que en el momento de aprobarlo tenían la impresión, ante falsa información, que la Sala de lo Constitucional declararía inconstitucional la Ley de Amnistía. Es decir, insisten que las acciones que tomaron siguieran siendo correctas ante la situación adecuada. Esto se traduce en un apoyo implícito a los intereses partidarios y particulares que se ven beneficiados por este tipo de quiebre institucional y abuso de poder.
Si ARENA verdaderamente quiere rectificar debe abandonar toda justificación que busca poco más que proteger la imagen de ciertos liderazgos partidarios y debe asumir la total responsabilidad de su error.
Si ARENA quiere rectificar, debe cambiar su discurso inmediatamente, asumir con humildad pero con la cara en alto, la crítica que hoy recibe de muchos sectores, incluso del interior de sus propias filas, y adoptar una nueva postura de radical defensa de la institucionalidad y el orden constitucional.
Si ARENA aspira a contar con nuestro apoyo en las próximas elecciones debe reflexionar profundamente y actuar de una nueva forma.
Pudieran empezar por bajar esas vallas que no puedo calificar más que de estúpidas y contraproducentes, y que están alejando del partido a mucha gente que de lo contrario estuvieran buscando un espacio político de donde ser escuchados. Necesitan que aquellos líderes que tomaron la apresurada y errada decisión de apoyar el decreto 743, ya sean presidente del partido, jefe de fracción o cualquier otro, asuman su total responsabilidad ante el daño causado y se hagan al lado, siendo reemplazados por nuevos liderazgos que puedan representar un nuevo posicionamiento para el partido. Necesitan gravemente que todos aquellos representantes del partido que al defender su posición inicial salieron atacando, insultando o menospreciando a aquellos que desde un inicio criticamos fuertemente el actuar del partido, se disculpen públicamente y aprendan urgentemente a escuchar a aquellos que dicen representar.
ARENA necesita un nuevo liderazgo. Un liderazgo independiente de los poderes partidarios tradicionales que se han encargado de vetar toda iniciativa que no encaja dentro de su cuadrada visión de guerra fría.
Mi apoyo particular y personal puede serle de poca importancia al partido, pero si ARENA aspira a tener el apoyo no solo de miles de jóvenes como mi persona, sino de toda una generación, debe, como decía anteriormente, reflexionar profundamente. Esta es una generación idealista. Es una generación activa e involucrada. Es una generación que no se dejará enamorar por banderas, ilusiones o resentimientos. Es una generación que demandará consistencia y perseverancia en la radical defensa de la libertad, la institucionalidad y la justicia.
Los dejos con unas palabras de Barry Goldwater que me han servido de gran inspiración y que espero que así mismo inspiren a muchos más:
¡Os recuerdo que el extremismo en la defensa de la libertad no es un vicio! ¡Y dejadme recordaros también que la moderación en la búsqueda de la justicia no es una virtud!
2 comentarios:
simplemente excelente!!! Rodrigo.
Buenísima entrada Rodrigo. La indignación no es sólo una consigna 'trendy' o una etiqueta, es el sentimiento que nos produce ver que los que dicen ser liberales, defensores de nuestros derechos, nos traicionan así. Saludos,
Ricardo Avelar
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