El Presidente Funes, en su discurso de 2 años de gobierno, ha anunciado un programa que piensa implementar en el cual se reclutará a 5,000 jóvenes “en situación de riesgo” a quienes se les incorporará por 6 meses a un servicio militar obligatorio. A pesar de recibir inicialmente varias respuestas positivas, yo insisto, esta propuesta no solo es errada y populista, es peligrosa. Viola derechos fundamentales del ser humano y amenaza con tener consecuencias desastrosas. A continuación describo el por qué de mi solida postura en contra de esta medida, primero fundamentada en mis principios y segundo en razones prácticas.
¿Por qué es importante argumentar antes que nada desde una postura de principios intelectuales? Las palabras son baratas y se encolochan fácilmente. Cualquier medida, si se escribe y se maquilla lo suficientemente bonita, se puede hacer parecer acertada. No por sonar bien, es buena. Ese es el peligro del populismo, sabe mercadear bien las malas ideas. Si una propuesta política no está fundamentada en principios sólidos, lo más probable es que esté ignorando facetas fundamentales de la naturaleza humana, y por lo tanto al tratar de ser implementada, tenga consecuencias desastrosas, mucho peores que los problemas que trataba de solucionar inicialmente.
Los seres humanos contamos con derechos inalienables fundamentados en principios anteriores a la existencia misma, que por lo tanto son absolutos y eternos. Principalmente entre estos está el derecho a la vida, y como extensión de esto nuestra propiedad por sobre nuestro ser físico y el fruto de nuestro trabajo, es decir, nuestro patrimonio legítimamente adquirido. Estos derechos fundamentales implican que ningún otro ser humano, o grupo de tales, tiene el derecho de iniciar el uso de la violencia, la amenaza de tal o el fraude en detrimento de nuestra vida, nuestro ser o nuestro patrimonio.
El Estado no es una entidad con existencia propia. Los colectivos no existen, solo existen los individuos que componen grupos colectivos. Un colectivo, como agrupación de individuos, no tiene derechos propios. Los derechos son de los individuos que los componen, por lo tanto, un colectivo no puede tener “derechos” en contradicción de los individuales. El Estado existe con el propósito de proteger los derechos de los individuos que componen una sociedad. Por lo tanto, es ilegítimo, por cualquier razón, que el Estado viole los derechos fundamentales de los individuos.
El servicio militar obligatorio viola estos derechos humanos fundamentales al obligar al individuo a través de la amenaza del uso de la violencia (conscripción forzosa o arresto), a lo que equivale a un castigo por el único crimen de ser ciudadano de un país. Obliga al individuo, en contra de su voluntad y a través de la fuerza, a utilizar su vida, su cuerpo y su tiempo en actividades a las cuales no se quiere someter. En el caso específico del programa mencionado es peor, ya que la conscripción militar obligatoria se implementaría sobre jóvenes “en riesgo,” es decir, jóvenes que son amenazados por las maras. Jóvenes cuyo único crimen es ser víctimas. ¡Se está castigando a las víctimas en vez de a los criminales!
¿Cómo se va a castigar a jóvenes inocentes con reclutamiento forzoso si no han violado ninguna ley? Esta es una clara violación de derechos fundamentales del ser humano. ¿Por qué no se enfocan en arrestar y castigar a los criminales en vez de lo equivalente a arrestar a inocentes? La incapacidad o falta de voluntad de combatir la criminalidad no les da el derecho de reprimir a los inocentes. Es absolutamente necesario liberar a las comunidades en riesgo de la amenaza que representan las maras, no recluir a los jóvenes inocentes y dejar a los mareros cómodamente donde están. Por el otro lado, ¿quién decidirá qué representa un “joven en riesgo”? Esto permitirá una discrecionalidad en mano de funcionarios públicos, policías y militares que abre la puerta a más severos abusos a los derechos humanos. Aunque crean que el actual gobierno no vaya a abusar de esta medida, ¿están seguros que el siguiente gobierno, y los que le sigan a este, tampoco abusaran de un programa como este para entrenar a milicias ideologizadas que amenacen a opositores del gobierno?
Represión no es lo mismo que prevención. Reclutar forzosamente a jóvenes inocentes es una medida represiva y viola derechos humanos fundamentales. Qué triste que se esté dispuesto a sacrificar derechos humanos de gente inocente antes de hacer un combate frontal a la criminalidad. Y si lo que se busca es rehabilitar a jóvenes que, aunque no han cometido ningún crimen, muestran tendencias a actividades delictivas, hay que recalcar que la rehabilitación solo es posible si se somete a ella voluntariamente. Solo se logra si la persona decide entregarse a tal cambio de comportamiento. Por el contrario, si el individuo no tiene la disposición para cambiar, después de 6 meses, al regresar a su comunidad, rodeado de las mismas influencias, regresarán a los mismos comportamientos delictivos, solo que hoy ya con entrenamiento y disciplina militar. ¡Muy peligroso!
Al reclutar a estos jóvenes, de pasada se llevaran a varios tipos de jóvenes. A jóvenes inocentes que solo son amenazados por las maras, a jóvenes con tendencias criminales que aún no han cometido crímenes y a jóvenes que ya están involucrados en la delincuencia, pero a quienes todavía no se les ha arrestado por tal. Meter a estos jóvenes juntos es extremadamente peligroso. Primero, es una amenaza a los jóvenes inocentes, quienes fueran amenazados y abusados por los otros grupos. Esto se pudiera volver una escuela de criminales, al igual que lo son las cárceles, adonde se termina de influenciar y corromper a los menos criminales, se aprende de experiencias mutuas y se arman redes más solidas que los hacen más efectivos en el comportamiento criminal una vez regresan a sus comunidades. ¿A los que ya son criminales, como se les ocurre darles entrenamiento militar? ¿Qué pasará cuando termine su servicio y regresen a sus comunidades a volverse a reunir con los mareros? ¡Se habrá entrenado a una nueva generación de criminales!
Yo estuviera de acuerdo que se desarrollaran programas VOLUNTARIOS para extraer a jóvenes de zonas de alto riesgo. Siempre y cuando la decisión sea voluntaria y no forzosa, y que simultáneamente se combata a los criminales. No se pueden solucionar problemas tan complejos y severos con medidas tan miopes. Debe ser un programa de múltiples fases. Un programa en el cual los padres de familia que vean que sus hijos están en riesgo de ser forzosamente reclutados a las maras, puedan voluntariamente decidir inscribir a sus hijos para que los remuevan de sus comunidades de alto riesgo, siempre y cuando no hayan cometido crímenes anteriormente.
Mientras se lleva a cabo esto, se necesita intervenir en estas comunidades de alto riesgo para sacar a las maras, así como Brasil ha intervenido en las favelas para sacar a los narcotraficantes. Una vez limpias de maras estas comunidades, los jóvenes pueden regresar y participar en un programa de reinserción, donde la empresa privada y la sociedad civil puede jugar un rol importante en apoyarlos para que desarrollen las habilidades necesarias para ser miembros productivos y honestos de la sociedad, ya libres de la influencia de la maras. Pero, enfatizo, esto debe desarrollarse en base a la participación voluntaria de los jóvenes y sus padres, así como también de un combate frontal y honesto contra la criminalidad y la violencia.
"Aquellos que sacrifican la libertad por la seguridad no merecen ni la una ni la otra."
Benjamin Franklin