martes, 1 de marzo de 2011

Lecciones a Presidencia: Lecturas en Libertad - 1ra Entrega (La Ley - Frédéric Bastiat)

Ayer por la noche, saliendo tarde del trabajo, algo me impulso a llevarme conmigo mi copia de uno de los grandes clásicos de la literatura de la libertad, La Ley, por Frédéric Bastiat. Me sorprendo cada vez que retomo la lectura de esta gran obra como en su forma concisa y directa mantiene una gran relevancia al actuar político de nuestros tiempos. Escribiendo a mediados del siglo XIX, su profundo análisis, escrito en forma sencilla y clara, logró extraer de la coyuntura de sus tiempos realidades sobre la manipulación y la corrupción del poder que nos describen, como si viviera en nuestros tiempos, como en la actualidad el Estado ha sido cooptado por grupos de interés para explotar la sociedad para satisfacer sus propios deseos. Cuando la ley deja de representar la fuerza colectiva en protección de los derechos de los individuos que componen la sociedad y se vuelve una herramienta para la explotación de unos contra otros, el Estado deja de ser legítimo. En nuestro país podemos claramente ver como grupos de interés particulares usan el aparato estatal para extraer beneficios de aquello que los ciudadanos sacrifican. Así es el caso con políticos corruptos, sindicalistas abusivos, empresarios que buscan privilegios, buseros, jueces mafiosos, y muchos otros sectores que han logrado utilizar al estado para saciar sus propias ambiciones.

Con esto en mente, retomo el título de este artículo. No pretendo darle yo lecciones al Presidente de la República. El título pretende ser llamativo. Pero ayer, en lo que leía las lineas de La Ley me decía a mi mismo - mucho ganáramos los Salvadoreños si nuestros gobernantes mantuvieran estas ideas en sus mentes y sus corazones. No solo el presidente actual. Hubiera sido igual de importante que lo hubieran hecho presidentes en el pasado y que lo hagan presidentes en el futuro, así también cualquier otro funcionario público. Por esto he decidido, a través de varias entregas, compartir lecturas que considero básicas en el desarrollo de conceptos sobre la libertad, la moralidad y la justicia, empezando con Bastiat. Si les interesa conocer más sobre este gran pensador pueden visitar http://bastiat.org/es/.

Los dejo a continuación con el primer segmento de La Ley:


La Ley

Frédéric Bastiat

La ley, ¡pervertida! La ley y tras ella todas las fuerzas colectivas de la nación, ha sido no solamente apartada de su finalidad, sino que aplicada para contrariar su objetivo lógico. ¡La ley, convertida en instrumento de todos los apetitos inmoderados, en lugar de servir como freno!

¡La ley, realizando ella misma la iniquidad de cuyo castigo estaba encargada! Ciertamente se trata de un hecho grave, como pocos existen y sobre el cual debe serme permitido llamar la atención de mis conciudadanos.

LA VIDA ES UN DON DE DIOS

De Dios nos viene el don que, para nosotros, los contiene a todos: La vida. - la vida física, intelectual y moral.

Empero, la vida no se mantiene por sí misma. Aquel que nos la ha dado, ha dejado a cargo nuestro el cuidado de mantenerla, desarrollarla y perfeccionarla.

Para ello nos ha dotado de un conjunto de facultades maravillosas; nos ha colocado en un medio compuesto de elementos diversos. Aplicando nuestras facultades a aquellos elementos, es como se realiza el fenómeno de la transformación, de la Apropiación, por medio del cual la vida recorre el camino que le ha sido asignado.

Existencia, Facultades, Producción en otros términos, Personalidad, Libertad, Propiedad-: he ahí al hombre.

De esas tres cosas sí puede decirse, fuera de toda sutileza demagógica, que son anteriores y superiores a cualquier legislación humana.

La existencia de la Personalidad, la Libertad y la Propiedad, no se debe a que los hombres hayan dictado Leyes. Por el contrario, la preexistencia de su personalidad, libertad y propiedad es la que determina que puedan hacer leyes los hombres.

¿QUE ES LA LEY?

¿Qué es, pues, la ley? Es la organización colectiva del derecho individual de legitima defensa.

Cada uno de nosotros ha recibido ciertamente de la naturaleza, de Dios, el derecho de defender su personalidad, su libertad y su propiedad ya que son esos los tres elementos esenciales requeridos para conservar la vida, elementos que se complementan el uno al otro, sin que pueda concebirse uno sin el otro. Porque, ¿qué son nuestras facultades, sino una prolongación de nuestra personalidad, y qué es la propiedad sino una prolongación de nuestras facultades?.

Si cada hombre tiene el derecho de defender, aun por la fuerza, su persona, su libertad y su propiedad, varios hombres tienen el Derecho de concertarse, de entenderse, de organizar una fuerza común para encargarse regularmente de aquella defensa.

El derecho colectivo, tiene pues, su principio, su razón de ser, su legitimidad, en el derecho Individual; y la fuerza común, racionalmente, no puede tener otra finalidad, otra misión, que la que corresponde a las fuerzas aisladas a las cuales substituye.

Así como la fuerza de un individuo no puede legítimamente atentar contra la persona, la libertad o la propiedad de otro individuo, por la misma razón la fuerza común no puede aplicarse legítimamente para destruir la persona, la libertad o la propiedad de individuos o de clases.

Porque la perversión de la fuerza estaría, en uno como en otro caso, en contradicción con nuestras premisas.

¿Quién se atrevería a afirmar que la fuerza nos ha sido dada, no para defender nuestros derechos sino para aniquilar los derechos idénticos de nuestros hermanos? Y no siendo eso cierto con respecto a cada fuerza individual, procediendo aisladamente ¿cómo podría ser cierto en cuanto a la fuerza colectiva, que no es otra cosa que la unión organizada de las fuerzas aisladas?

Si ello es cierto, nada es más evidente que esto: la ley es la organización del derecho natural de legítima defensa: es la sustitución de la fuerza colectiva a las fuerzas individuales, para actuar en el campo restringido en que éstas tienen el derecho de hacerlo, para garantizar a las personas, sus libertades, sus propiedades y para mantener a cada uno en su derecho, para hacer reinar para todos la JUSTICIA.


(Continuará en siguientes entregas. Texto completo en: http://www.elcato.org/publicaciones/ensayos/ens-2002-08-16.html)

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