En estos días en la twittosfera Salvadoreña se ha visto recorrer el hashtag #PagoIVApor, impulsado por varios jóvenes. Para los que no saben que es un hashtag, es un sistema de Twitter que permite categorizar y agrupar tweets (mensajes) sobre un mismo tema, lo cual permite crear una cadena de mensajes que se pueden accesar fácilmente con un tema en particular. Con comentarios desde lo ridiculizante hasta lo verdaderamente impactante y decepcionante, estos twitteros expresaron su indignación con la forma en que perciben como el gobierno está gastando sus impuestos. (Pueden ver una transcripción de estos tweets aquí: http://bit.ly/epI6jS)
Los jóvenes tendemos a ser en la mayoría anti status quo, y que bueno, porque este sentimiento de rebeldía hacia el establecimiento es muchas veces el único verdadero impulso hacia el cambio en la sociedad. La complacencia hacia el sistema y hacia los liderazgos establecidos es el verdadero camino hacia la mediocridad y abre las puertas a la corrupción. Aunque para algunos suene de irreverencia y rebeldía vacía mucho del contenido de los tweets, hay mucha más verdad y honestidad en los reclamos de una juventud insatisfecha que en la comodidad conveniente de generaciones anteriores.
Pero esta irreverencia también trae con si cierta responsabilidad que los jóvenes debemos asumir si queremos ser tomados en serio, y es ser consecuentes con nuestros reclamos. ¿Qué quiero decir con esto? Que el tema de la corrupción, del abuso del poder, del populismo, clientelismo y las chabacanadas políticas tan comunes en nuestro medio no están delimitadas de forma ideológica o partidaria. Es decir que los que reclamamos hoy los abusos del gobierno actual no podemos hacer vista ciega a los abusos del pasado, los que reclamaron los abusos del pasado no pueden hoy hacerse los tontos a los abusos actuales, todos debemos denunciar la sinvergüenzada que son TODOS los partidos políticos en la Asamblea actualmente y debemos aceptar que en su mayoría los llamados “movimientos sociales” y las “gremiales empresariales” parecen más interesadas en conseguir su pedazo del pastel (cada quien buscando agarrar la pierna de la piñata para guardar sus dulces) que en promover verdaderas políticas de desarrollo y eliminación de pobreza.
Considerando todo esto, me parece absurdo estar hablando de la posibilidad de incrementar impuestos. Si el saco está roto, no importa cuanto más le metamos, siempre acabará vacío. Y debemos realizar que esto que le metemos y metemos al saco, y que no tan misteriosamente desaparece, es el dinero que nos ganamos todos los Salvadoreños con nuestro esfuerzo y sacrificio. Si se ponen a considerar verdaderamente todos nuestros ingresos que van a parar a las arcas del estado de una u otra forma, podemos considerar que el equivalente a todo lo que echamos riata trabajando aproximadamente de enero a mayo termina en manos del gobierno y no para satisfacer nuestras propias necesidades. ¿Y que se hace todo ese dinero? Pues en parte significativa se va a satisfacer los caprichos y lujos de funcionarios públicos, lideres gremiales subsidiados, empresas apadrinadas por políticos, activistas políticos, sindicalistas corruptos, etc.
Esto no es un tema ideológico o político. Es un tema de sentido común. Por esto, los jóvenes, en toda nuestra rebeldía y irreverencia, debemos decir ¡Ya No Más! E insistir por los medios posibles que se nos escuche.
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